lunes, 15 de abril de 2013

Colaboración con Víctor Candel en el post de Ana Carmen Moruga para #NQSPLS

 El entrevistador evaluado (2ª parte)

Me equivoqué, no se trataba de una oferta falsa, pero con un mercado laboral poco flexible, en el que la política de la mayoría de empresas es una reducción de salarios para volver a ser competitivos,  mandando a la gente al desempleo y luego poco a poco volviéndola a contratar, eso sí, con unos sueldos que serán de media un 30% inferior a los de 2011. Algo no encajaba cuando se ofertaba un salario entre 40.000-100.000 €.
Transcurrieron pocos días hasta que recibí la inesperada llamada. Realmente no estaba interesado en la oferta de empleo, así que pensé… ¿Por qué no aprovechar la llamada para evaluar al entrevistador?, sería una forma de mejorar uno mismo, aprendiendo de los errores de otros.

Cuando se puso en contacto conmigo no podía hablar abiertamente con él, al encontrarme en un entorno poco propicio, así que le comenté si era posible que me llamara pasada media hora. Aceptó sin problemas, lo que me permitió buscar un espacio silencioso para tomar anotaciones y poder evaluarlo.
Fue una entrevista telefónica de alrededor de 20 minutos, excesivamente estructurada, donde únicamente se centró en conocer si reunía los 4 requisitos clave para la empresa:  movilidad geográfica, cambio de residencia, dedicación exclusiva y disponibilidad total, poco importaba todo lo demás. 

Sin charla introductoria de ningún tipo sobre el puesto ofertado, la empresa, o el proceso de selección, me dijo únicamente su nombre e hizo referencia a la web de la consultoría especializada donde me inscribí. Sus primeras preguntas: ¿Cuál es tu estado civil?, ¿Profesión del cónyuge y situación laboral?, ¿Hijos?, ¿Edad de tu hijo?, ¿Posibilidad de cambiar de residencia?. Vaya comienzo… sólo habían transcurrido 3 minutos y ya me había realizado 5 preguntas de tipo personal. Así NO, ¿qué tal si se intenta empatizar un poco con el candidato para que se sienta cómodo?.

Por otro lado, si realmente hubiera realizado su trabajo como reclutador, hubiera podido conocer la mayoría de aspectos personales que me preguntaba, revisando mi cuenta pública de twitter o mi blog (en el currículum se incluían enlaces).
A continuación la típica pregunta sobre cuál había sido el motivo de finalizar en cada una de mis experiencias profesionales anteriores. ¿De verdad resulta relevante realizar al candidato esta pregunta cuando se trata de una entrevista telefónica en la que no puedes ver su reacción a través de su comunicación no verbal? ¿Acaso esperaba una respuesta que no fuera la que él deseaba escuchar?.
¿Expectativas en cuanto a intereses profesionales? , ganas me dieron de preguntarle: ¿has leído en mi currículum a que he dedicado los últimos dos años de mi vida?, ¿sabes sobre qué temas trato en mi blog?.
Con el tijeretazo realizado a los departamentos de Selección de personal, tampoco me resultó extraño que aprovechara la llamada telefónica para hacerme un pequeño test psicotécnico, con preguntas tipo: ¿qué me responderías si te digo “Blanco y en botella”?, ¿de qué color es el caballo rojo de Santiago? o ¿cuál es tu color favorito?…
La entrevista finalizó sin ofrecerme la oportunidad de realizar ningún tipo de pregunta, sin aportar el nombre de la empresa e indicando que se pondrían en contacto conmigo únicamente si continuaba en el proceso de selección (lo de siempre…). Una despedida fría y sin agradecer el tiempo que le había dedicado.
Decidí entonces conocer el nombre de la empresa con un ¿profesional? tan capacitado. Resulta un tanto absurdo mantener en privado el nombre de la empresa e indicar que su identidad se notificará sólo a los candidatos seleccionados, cuando la llamada se realiza sin ocultar el número de teléfono. Pude conocer cuál era la empresa, simplemente devolviendo la llamada a ese número.
En resumen: ¿Tanto nos cuesta realizar un proceso de selección tratando al candidato como merece? ¿Por qué continuar con esta serie de “malas prácticas” que deterioran tanto la imagen de los profesionales de Recursos Humanos?. “¡Basta ya! Tienen talento, no quieren ser portada de los lunes al sol”

Un único consejo para este tipo de entrevistas, sigue el modelo AIDA
En una entrevista telefónica, concéntrate en el mensaje del entrevistador, intenta conseguir captar su Atención, despertar su Interés, causar en el entrevistador el Deseo de saber más sobre ti (no desveles toda la información interesante) y transmitir un mensaje que conduzca a la Acción (a la acción de concertar una segunda entrevista).
Si quieres leer la primera parte de este post, pincha aquí.


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